domingo, 31 de agosto de 2008

Por el sendero de la Enseñanza en Democracia

Como formar a las presentes generaciones en Democracia, en mi caso en particular siempre sere un Defensor de la Democarcia es asi que hace unos año escribe un ensayo sobre la Consolidacion de la Democracia y es por ello que resumo algunos pasajes de ese articulo que ademas se encuentra en la pagina Didactica y Derecho, espero puedan hacer comentarios sobre el mismo : “ Por la consolidación de la Democracia en El Salvador”, fue el nombre con que designamos a nuestra Promoción de Graduados de la Universidad de El Salvador, en la fecha del 10 de Diciembre de 1993 de grata recordación e inmemorable acontecimiento, fue posterior a la etapa de transición del Conflicto Armado Interno y los Acuerdos de Paz; claro esta que el enfoque político y socioeconómico era muy diferente al actual, no obstante ello considero un hecho transcendental en la vida de cada uno de los que estuvimos ese momento y que decidimos contribuir a la consolidación de la Democracia en nuestro País, atesoro todo lo aprendido en esa época tratando de ubicarme en tiempo y espacio para hacer la siguiente reflexión desde la perspectiva Constitucional en las frases de Norberto Bobio en su libro <> este manifiesta: “ La primera tarea de los intelectuales debería de ser la de impedir que el monopolio de la fuerza se convierta en el monopolio de la verdad”.

De lo anterior parafraseando lo expresado por dicho autor, podríamos deducir que la idea del pensador sobre como impedir la fuerza y que esta sea fuente de la verdad, es una reflexión sobre el Derecho y la Política, dos conceptos imprescindibles en una Democracia pero definidos uno separado del otro; podríamos decir que la Autoridad que conduce los hilos del Derecho y resuelve el conflicto del ciudadano frente al Estado, tiene la tarea mas delicada y prioritaria de evitar que la fuerza bruta, el poder irracional, se convierta en el criterio de la verdad y de convivencia de los seres humanos, tal afirmación nos lleva a determinar que la Democracia no se sustenta en la fuerza irracional y excesiva de las personas individualmente como de los representantes del Estado inclusive las Estructuras del Crimen Organizado.

Vivimos actualmente un clima de excesiva violencia y falta de seguridad; dos factores que generan desestabilizad en el Sistema Democrático, donde la fuerza irracional e ilegal tiene predominio sobre la estabilidad de las Instituciones Jurídicas en defensa de los Derechos y Libertades de los ciudadanos; aunado a ello el crimen se ha enseñoreado de nuestras calles y el Principio de la Fuerza domina al Principio de la Razón en las estructuras de Convivencia Pacifica. Se nos presenta la siguiente interrogante: ¿Donde esta la Justicia y cual es la Democracia? Estas dos interrogantes han sido una constante en la historia de la humanidad, de los pueblos, de sus ciudadanos, de las autoridades, y de la fé en la enseñanza Judía, el clero y la Iglesia. Como dar respuestas a estas preguntas o tan solo interpretar su fin Teleológico, desde el Sistema de los Valores, claro está no podemos realizar tal afirmación, ya que muchos han expresado sus ideas desde Kant heredero del Pensamiento Aristotélico en el Siglo XVIII hasta Shimon Peres o Kofi Annan, y no se ha unificado un criterio para la consolidación de las Democracias en los Países y la Defensa de la Legalidad garantía de un Estado de Derecho.

Como podemos redefinir teorías y conceptos que nos lleven a sustentar la Democracia, y así evitar la arbitrariedad y la desestabilidad de las Instituciones del Estado, es menester que toda construcción ideológica y política sobre la Democracia tenga un centro de contenido Jurídico, es por ello que nos auxiliaremos del Instrumento creado por consenso de la colectividad y que es la Constitución, este reconocido Instrumento de articulación jurídica y de convivencia pacifica en el Sistema Democrático, en un primer enfoque pareciera que permanece en muchos aspectos alejada de la cultura ciudadana y del acontecer diario; es por ello que nuestro Constituyente sabiamente a través de la Potestad Soberana otorgo ciertos Principios Fundamentadores de la Democracia como la Supremacía Constitucional y el de Regularidad Jurídica, razón por la cual podemos afirmar que en toda Democracia la actuación de todo ciudadano, Autoridad, Funcionario; Presidente, Magistrados y Jueces deberán estar sometidos a la Constitución y las Leyes, propiciando con ello el respeto de un Estado de Derecho.

Nuestro sistema de Gobierno es por disposición Constitucional “ Democrático” pero en la articulación del Estado esta Democracia se ve reflejado en la participación del ciudadano a través de la conformación de las estructuras del Estado, si bien es cierto el Pueblo participa activamente en la elección de las Autoridades legalmente establecidas, no podemos afirmar que con ello se esta Democratizando la Justicia en El Salvador; mas bien nos encontramos ante la dificultad de que estos Funcionarios elegidos popularmente desobedezcan el mandato Constitucional que se les ha encomendado la voluntad soberana, a través de esa vinculación positiva que nos determina que los Funcionarios no tendrán mayores facultades que las que expresamente les determine la Ley dentro de sus atribuciones Constitucionales.

De lo anterior podemos mencionar que la Justicia, ese valor esencial que concede la Constitución es una consecución del propio Estado, su fin se materializa en la aplicación de la Ley ante el Órgano Judicial para hacer efectivo el acceso a la Justicia, convirtiéndose en un mecanismo de convivencia pacifica y solución de conflictos; no obedeciendo a un criterio único de Justicia Limitada; ya que el Estado como garante de los Derechos del ciudadano frente a este, tiene la obligación de respetar la Dignidad del Ser Humano y por consiguiente en la manera que posibilite la participación del ciudadano a obtener una vivienda justa, un salario justo, que el orden económico facilite al pueblo el acceso a la canasta básica alimenticia estaremos potenciando una Justicia distributiva en razón del bien común y el respeto de la Dignidad Humana.

La Constitución como forma jurídica del Poder deberá afirmarse sobre la base del Principio de Igualdad, si esta afirmación es una verdad por antonomasia la conformación del Poder antes del estado Constitucional ha sido siempre la desigualdad no solo de facto sino también de iure; los hombres han sido siempre considerados como desiguales por naturaleza y de aquí surge las relaciones de dominación y subordinación personal entre unos y otros; resumiendo lo anterior con la frase con que se inicia el Tratado de las Ordenes de Loyseau en la obra clásica de exposición del Sistema Político de la Monarquía Absoluta y dice: “Como podemos vivir juntos en pie de Igualdad, es necesario que unos ordenen y otros obedezcan.”

Nuestra aspiración de una Democracia en nuestro País no es de reciente búsqueda, tenemos una basta historia sobre el anhelo de consolidar la Democracia, no ha sido sino hasta los Acuerdos de Paz que se inicia la construcción de la , con el fin del Conflicto Armado Interno y la inserción a la política de los grupos armados, con la conformación de Partido Político de izquierda; además de establecerse las cuatro grandes Reformas Constitucionales a las cuales algunos Autores de Derecho Constitucional como el Doctor Mario Solano le ha llamado la Constitución de la Paz, ante estos hechos debemos hacer una reflexión ideológica y política en tres ámbitos de la Constitución de 1983, así:

I) La Justicia se transformo durante los años ochenta en el Derecho adquirido a favor de los propietarios de grandes extensiones de tierra y como consecuencia de ello la implementación de la Reforma Agraria, el conflicto del acceso a tierras y por circunstancias afines el desarrollo de programas de asistencia internacional a la población como programas de alimentación y salud.
II) El Acceso a la Justicia, el respeto de los Derechos Humanos y el Sistema Internacional de las Libertades Individuales, así como la aplicación del Derecho Internacional Humanitario no eran efectivos y estos se encontraban limitados por el Conflicto Armado Interno y la falta de garantías por el Estado, ya que se enfocaba mas a mantener la Seguridad de las Instituciones Jurídicas ante la subversión de Movimientos y Organizaciones utilizando para ello la Fuerza Armada con lo cual la mayor parte del Presupuesto de la Nación era para tal fin.
III) El ocaso del Conflicto Armado y la firma de los Acuerdos de Paz, garantizo que el Estado se transformara hacia un Proceso de Paz y de reestructuración económica y del Sistema Político; aunado a ello la consolidación del Proceso Democrático a través de la participación del pueblo en la elección de una Asamblea Legislativa y la reestructuración de la Corte Suprema de Justicia, además del apoyo económico en el concierto de las Naciones Democráticas promovieron un avance sustancial en el Acceso de la Justicia, el respeto de las Garantías Constitucionales y la conformación de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos.

En primer lugar, no es extraño la gravedad de la tragedia en que se ha encontrado inmersa la Nación entera en los últimos doce años hasta el acontecimiento del cinco de julio, así como los esfuerzos realizados por el pueblo Salvadoreño para salir de la misma, por cauces civilizados y de común entendimiento, pero es aconsejable para la defensa de la Democracia que el Estado promueva espacios de comunicación con la Sociedad Civil, ya que desde la configuración de la Soberanía Política esta deberá traducirse en el logro de la Paz Social, y desde ahí hacer efectivos los valores de Justicia, seguridad jurídica y el bien común establecidos en la Constitución.